Como un animal: Edu Molina

Como parte de este ciclo dedicado Animal Urbano, uno de los grandes personajes de historieta de la década del 90 en Argentina, entrevistamos a su creador y dibujante: Edu Molina.

Edu, en primer lugar, quería consultarte por tus comienzos. Publicaste en revistas como la primera Fierro y El Tajo. ¿De qué años estamos hablando? ¿Cómo llegaste a esas publicaciones y cómo fueron esas experiencias?

«Arranqué un poco antes en realidad, aunque esas dos revistas tenían tiradas nacionales a diferencia de publicar en fanzines o hacerlos, por lo que me proporcionaban una falsa y agradable sensación de profesionalidad. Debe ser por el 89/90 supongo, y se llegaba a esas revistas como a todos lados, yendo nomás de puro caradura. En ambas redacciones había un gran respeto por los autores, eso al menos sentía yo que era un pibe que trataba de empezar. La experiencia tenía esa cosa excitante de descubrimiento, además que uno podía cruzarse con Enrique Breccia, Ceo, Cascioli o cualquiera de esos dibujantes monstruos que leía desde muy chico, era muy fuerte eso.»

¿Y la etapa fanzinera? A Guillermo Grillo lo conociste al publicar en la revista del centro de estudiantes, en La Plata. También formaste parte de Gratarola (junto a Max Cachimba y Langer entre otros). Contanos un poco más al respecto.

«Con Guillermo fuimos compañeros en el secundario aunque en distintas divisiones, en Bellas Artes de La Plata, un colegio con muy pocos alumnos. Federico Reggiani también estaba. Si bien compartimos unos cuantos momentos agradables en esa época, nuestro entendimiento con Guille en cosas de historieta vino unos años después de terminar, si mal no recuerdo en alguna fiesta hecha en mi casa donde Guillermo se dedicó a leer mis libros. En esa época cuando me caía un peso compraba las ediciones españolas de Zinco. Creo que él llegó a comprar el primer número de Animal Urbano, se ofreció a hacerse cargo de los guiones, cosa que se agradece, y ahí arrancamos. La Gratarola fue un proyecto de amigos, conseguimos un respaldo de la municipalidad y sacamos 3 números. Hacíamos fiestas y jodíamos bastante, a veces lo veo como una gran excusa para emborracharnos, lo que no está para nada mal.»

¿Estuviste en El Tripero también?

«No, si bien los conozco a casi todos, los que hicieron esta revista fue la camada siguiente a la mía en el taller del viejo Breccia, a los que les tocó el fin de esa experiencia. Mi hermano Diego formó parte.»

¿Y cómo fue tu propia experiencia en el taller de Alberto Breccia? ¿Qué cosas te llevaste de ahí y conservaste en tu trabajo al día de hoy?

«Fue una experiencia de esas que te quedan para toda la vida, todavía hoy cuando no puedo resolver bien una página o un cuadrito escucho su voz, esa voz tan particular que tenía, guiándome o cagándome a pedos. Yo tenía 17 años entonces, a esa edad las experiencias se sienten a flor de piel, imaginate entonces lo que sería para nosotros ir a la casa del mejor dibujante del mundo, porque si bien éramos jóvenes y un tanto inconscientes, todos sabíamos bien quién era ese señor que nos hablaba de historieta y cebaba mate dulce.»

¿Cómo llegan a publicar Animal en Furor, el proyecto editorial de Sanyú? ¿Lo habían presentado en alguna otra revista?

«Sanyú había sacado una revista que se llamaba 3 Historias, con tres superhéroes Voltacto, Shamana y Sombra Mutante, donde dibujaban él mismo (Shamana), Solrac (Voltacto) y Jorge Lucas (Sombra Mutante). Por eso hice las primeras páginas de Animal Urbano y, haciendo uso de mi caradura a prueba de balas, lo ubiqué y lo fui a ver a las oficinas de Doeyo, que estaban en un edificio en Diagonal Norte. En ese momento tuve el don de la ubicuidad porque Sanyú ya no iba a sacar la revista de tres personajes porque quería hacerlo al modo gringo, una revista por personaje, y así salió el primer número de Animal Urbano. También sacó El loro Sebastián de Podetti e independizó a El Imposible Voltacto, de Solrac. No lo había mostrado en ningún otro lugar pero básicamente porque no había dónde. Sanyú además de ser un gran y querido amigo, es la persona que más me ha ayudado en todo esto.»

Dejame que salte al presente y te pregunte. ¿Cómo viene la mano con el nuevo libro, que editará Comic.ar? ¿Será integral o el primero de una serie? ¿Qué etapas del personaje cubre?

«Eso todavía lo estamos armando, pero por el momento van a ser 3 libros, uno por año, donde va a salir todo lo que hicimos (Furor, Imaginador y Animal Cómics), unos 26 comic books, incluyendo unas historias cortas editadas por Universo Retro hace no mucho. Cada uno va a tener aproximadamente 220 páginas, lo que es saludable porque se va a ver bien la evolución del personaje, desde su ingenuidad de fanzine hasta cierta madurez que logramos, sobre todo en la última época. La verdad es que si va bien me gustaría cerrarlo con alguna aventura nueva, esto nadie lo sabe, ni Guillermo

Está visto que como dibujante no tenés problemas en trabajar sólo o con guionista. ¿Qué sentiste que le aportaba o aportó Guillermo Grillo a Animal Urbano? ¿De qué manera trabajaban con él?

«Animal Urbano nació con una pequeña idea que me dio Tato Dábat (1968-2002), que era compañero mío en el ministerio de educación donde trabajábamos. Él era un gran lector de superhéroes, pero la verdad es que no le daba para mucho más, él estudiaba historia y yo no era guionista. Considero que apenas le dí una dirección al personaje, un entorno y su nombre, pero el verdadero sentido y dimensión se lo dio Guillermo, que es un tipo de cine, es director, por lo que sus guiones son muy visuales, de esos que dan ganas de dibujar. Hicimos alguna que otra historieta, te diría que nos entendemos de taquito.»

¿Hay planes de darle continuidad al personaje? Los lectores no hemos tenido noticias del Animal desde hace un tiempo, ¿pero él cómo habrá vivido la Argentina de los últimos 15 años? Así como en aquellas páginas aparecían las banderas de HIJOS o se preguntaba por Miguel Bru, ¿cuáles serían las injusticias o reclamos populares que lo tocaran de cerca en el último tiempo?

«Es complicado, Animal Urbano fue un producto directo de los noventa, esa década neoliberal por excelencia, fue nuestra respuesta ingenua a veces infantil y tremendamente visceral a este momento. Pero las cosas cambiaron en los 2000, y mucho, cuando hicimos una historia donde Animal se encuentra con Oesterheld en un campo de detención, nuestra mirada sobre la Argentina y su futuro era muy negra, jamás hubiéramos imaginado que Videla iba a morir preso, sentado en el inodoro. La verdad es que no sé como podríamos encarar hoy mismo al personaje, está claro de todos modos que muchas de las injusticias que lo motivaron siguen igual, tenemos nuevos desaparecidos de la democracia, pero el gran trasfondo que estaba siempre presente cambió, y para bien. Ganas de hacer algo nuevo hay siempre y sabiendo cómo soy, algún día me las saco esas ganas.»

Es interesante lo que planteás, que te gustaría hacer alguna historia nueva del Animal, para cerrar el ciclo con estas nuevas ediciones, pero que al mismo tiempo, los cambios que describís a nivel nacional de los últimos quince años complican imaginar cómo encarar hoy por hoy al personaje. ¿Será que quedó alguna aventura en el tintero sin publicar? ¿Cosas que nunca supimos sobre el/los personajes y que quedaron sin desarrollar?

«La verdad es que el que estaba más metido con toda la cuestión política era yo, para Guillermo era otro ingrediente, uno más, y como el que hace las historias es él, de seguro no le costaría nada hacer algo ahora. Es más, ya debe tener alguna historia lista para escribir en la cabeza. Hay muchas cuestiones para abordar, ¿lo hacemos más viejo o que viva estacionado siempre en la misma edad? Preguntas como esas me vienen muchas y son problemas a resolver, que suele ser una de las partes más lindas en esto de hacer libros.»

El año pasado publicaste tu adaptación de Herbert West (historia clásica de H. P. Lovecraft), a través de la editorial Historieteca. ¿Cómo percibís la proto-industria de la edición nacional de historietas de la actualidad? ¿En qué considerás que se avanzó en las últimas dos décadas?

«En Argentina se sacan muchos libros, con una calidad muy buena en todo sentido, además de una gran variedad de temas y estéticas. En un lugar donde no podemos decir que exista una industria esto es un acto heroico que engloba a todos, lectores incluidos. El avance supongo que radica en esa variedad que menciono, la historieta ya no obedece a ningún “deber ser” como antes, sino que se rige por el deseo, la mirada del autor y el gusto del lector.»

¿Cómo es ser historietista en México?

«Igual que allá supongo, acá hubo una gran industria que se murió hace como 15 años, se está dando un recambio generacional, los nostálgicos que añoran esa época están siendo reemplazados por los jóvenes que casi no vivieron nada de eso y están puestos en el lugar de construir su historia, y lo están haciendo, con cambios saludables típicos de esta época, como una gran cantidad de autoras, todas con mucho que decir. Como sea, el futuro es incierto, como siempre lo es.»

¿Seguís algo de lo que se publica en Argentina actualmente, ya sea vía redes o cuando venís de visita? ¿Hay algún personaje, obra o autor en particular que llame tu atención? ¿Qué tipo de historietas disfrutás leer en lo cotidiano?

«Sí, sigo mucho, es impresionante como ha renacido la historieta en Argentina. Miro de todo, me gusta ver en especial a esos autores que hacen cosas que no tienen nada que ver con lo mío. Es bueno, ayuda a cambiar un poco la cabeza. Suelo ir todos los años y siempre me vuelvo con muchos libros, a veces los termino regalando a colegas de acá. Lamentablemente como cosa cotidiana perdí bastante la costumbre de leer historieta, trato de leer lo que se edita acá en México, sobre todo de las generaciones más nuevas, que están haciendo algunas cosas muy buenas.»

Mencionaste los episodios de Animal que aparecieron en las antologías de héroes argentinos que publicó Universo Retro. ¿Qué podés decir de esas juntadas con otros personajes? Animal Urbano definitivamente no es el superhéroe de la concepción clásica norteamericana, sin embargo tampoco se han negado a jugar en esa clave, con alguno de esos códigos.

«No puedo decir mucho, cedí al personaje para que aparezca en otras historias un par de veces, entonces es otra visión, la de ellos. Y es que Animal Urbano es bastante ambiguo, no tiene un enemigo ni propósito ni actividad principal fija, nos gustaba ponerlo víctima de la circunstancia por lo general. Me cae bien la idea que esté con otros superhéroes, en otros ambientes. Aunque no aparezca del todo el personaje como yo lo veo, son cosas que suman siempre así que bienvenidas.»

¿Tenés planes para regularizar la edición argentina de El Sombra, tu otro gran personaje?

«Sí, iba a salir completo también pero en libritos de 64 páginas editado por Spiral Editorial, el año pasado salió el primero, muy lindo, pero llegó la pandemia y todo se puso en el freezer. Espero retomar cuando nos soplen vientos favorables.»

¿Algún consejo y/o advertencia para jóvenes que estén en sus primeras viñetas? Hoy en Argentina hay una ebullición muy intensa de talentos apostando por la autogestión o bien trabajando sin pausa mientras esperan una oportunidad de mostrar lo suyo.

«Uy, no, no me gusta mucho eso de los consejos, sólo me salen los obvios: trabajar aunque se tenga errores, mostrar el trabajo cosa que con las redes sociales es fácil, conectarse con personas afines y sobre todo desconfiar de aquellos que se arroguen la potestad de dar consejos.»

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